martes, 17 de noviembre de 2009

pensamiento



Para que no te fueras,inventé aquel amor verdadero.
En las tardes lluviosas de marzo,acogí en mi rincón tus
anhelos, sonreí, alimenté mis deseos...para que no te fueras,
mariposa de amor de los sueños.

Y el verano que trajo la escarcha, disfrazó el desamor y los
celos. Las estrellas te vieron desde el cielo, apagando mi
noche de pronto...que ingrato tu amor traicionero, que el silencio engalanó de miedo.

Para no despertarte, callé la palabra, me convertí en la nada,
ignoré al viento. Que incauta, que pobre el deseo, como una flor nocturna me cerré y, mientras brindabas con mi sangre, derramé la última gota en sus brazos y quedé yerta ante tus ojos de sombra.
                                                      
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