ay, me daba miedo
aguantar la mirada,
la sonrisa torcida,
la burla, el escarnio...
el sentirte ceniza,
polvo, tierra, fango...
Qué no hubiese dado
por tener abrigo,
por contar con algo
que no fuera yo mismo.
Como ráfagas vienen
momentos infectos,
las mismas palabras
y los mismos gestos.
malditas maldades...
dejávus abyectos.