sábado, 7 de noviembre de 2009


La puerta se cierra despacio y aún así me sobresalta, tan embebida estoy aquí en la penumbra amable del último refugio. Recorre el espacio un silencio que presagia la tormenta. Afuera, una oscuridad eléctrica.
Una tormenta...aquella fué a finales de marzo, cuando todavía te sentabas en el casino para deliberar acerca de la profundidad de las cosas, ante un vaso de gin-tonic que duraba horas en la mesa de madera. Recuerdo el local lleno de humo. Te gustaba estár allí, haciendo inventario de los últimos sucesos acaecidos, meros lugares comunes, nada que se saliera de lo habitual aunque buscabas el misterio escondido, en un empeño de hacer brillar lo opaco. Sospechaba que tras la trascendentalidad de tus elucubraciones baratas, se hallaba el vacío total, pues nada de lo que decías lo habias pensado por ti mismo. Eran guiones adaptados al momento. Si algo admiré en tí fue la capacidad de persuasión; no en vano, era la razón de que yo no estuviera en el exterior, empapandome con la lluvia...gotas caidas del cielo que sí me pertenecian. Puede que al inicio, yo, tu diamante en bruto,fuese digna de un estudio serio. Sin embargo, la tarde de la tormenta tu habías acabado tu trabajo. No desmerezco la creatividad que poseias, aunque con el paso de los años algo parecido al tedio empezaba a instalarse en mi memoria cada vez que actuabas como si no estuviera presente. Incluso mis ojos que proyectaban las sombras del infierno te pasaban desapercibidos. La contrariedad alimentaba las raices de mis motivos para permanecer estática, a tu merced.
Nunca tuve nostalgia. ¿la libertad...?fuiste un recurso a la misma. Nuestras adicciones eran contrapuestas. Tú amabas la esclavitud en todas sus formas, incluso eras esclavo de ti mismo, de tus leyes impuestas, tus apetencias, tu filosofía particular... Yo, que estuve en medio del caos y la improvisación, encontré la figura prepotente que calmó el delirio.

domingo, 1 de noviembre de 2009

....el camino lleva a ella

Puede ser que no haya nada y las leyendas, excusas para no ceder al pánico que pudiera ser insoportable. Después de todo ¿hay algo más temible y definitivo?y, ¿se verá igual cuando lo remoto se vuelva inaplazable?. Dejar de ser, con todas sus connotaciones...el no ser, la absoluta ausencia. Que difícil imaginarse la vida sin la vida de uno,esa que sigue, la que vimos también cambiar hacia nuestro fín.
Alguién dijo que estamos muriendo desde el momento que nacemos.
¿o naceremos ese día...?                                      chí lo sá?