Nos cruzamos en la calle y tus ojos han buscado los mios. No podía ser de otra forma. Demasiados años para fingir no habernos dado cuenta de la presencia del otro. Demasiada curiosidad envolviendonos en la concurrida calle del centro.
Estás igual, o al menos así te veo. Finalmente libre de tus ansias de libertad y encadenado al convencionalismo que tanto denostabas.
Quizá con soberbia, pienso que fuimos más felices juntos de lo que ahora admitimos ante nosotros mismos. En tu sonrisa, no hay alegria...en tus labios si, en tus ojos ya no.
Ella parece enamorada y escucha algo que le dice alguién que habla con vosotros. De vez en cuando te mira.No me he fijado en su aspecto, de verdad...ha sido todo demasiado rápido. Mientras me alejo del sitio, presiento tu mirada y vuelvo la cabeza con cautela. Ahi está, la mirada oscura, más triste que nunca, más bella...y una leve sonrisa, solo yo puedo verla...
Siento algo que mueve mi interior, un recuerdo fugaz de la felicidad, que al tratar de retener, vuela lejos. Tengo que seguir caminando...caminando al lado de los iluminados escaparates de los comercios, entre la gente,
con el ruido de fondo de la fiesta
y las risas lejanas de alguien que sigue su camino.